
Muchos expertos creen que el sueño extremo es causado por el viento que sopla desde una mina de uranio cerrada hace más de dos décadas cercana a Kalachi. Sin embargo, ni los habitantes ni los médicos culpan la radiación de esta anomalía del sueño. "La gente trabajó en las minas durante muchos años y nadie se quedaba dormido", afirman antiguos mineros.
Los afectados también han descrito más síntomas de la enfermedad, como alucinaciones, pérdida de memoria, mareos y náuseas.
Una historia de terror, pero en la vida real.